Mostrando postagens com marcador crise. Mostrar todas as postagens
Mostrando postagens com marcador crise. Mostrar todas as postagens

segunda-feira, 28 de maio de 2012

Beck e a "brasialinização" da Europa

O texto abaixo, de autoria do cientista social alemão Ulrich Beck,coloca novamente em pauta a tal da "brasialinização" da Europa. Trata-se de um texto que pode ser lido como exemplar por vários motivos. Alguns não muito positivos, diga-se de passagem. Mas deixo a tarefa de identificá-los ao arguto leitor. La política económica de la inseguridad

LA CRISIS DE LA SOCIALDEMOCRACIA.
Cuanto más se desregulan y flexibilizan las relaciones laborales, con más rapidez pasamos de una sociedad del trabajo a otra de riesgos incalculables
Ulrich Beck


La consecuencia no deseada de la utopía neoliberal es una brasilización de Occidente: son notables las similitudes entre cómo se está conformando el trabajo remunerado en el llamado Primer Mundo y cómo es el del Tercer Mundo. La temporalidad y la fragilidad laborales, la discontinuidad y la informalidad están alcanzando a sociedades occidentales hasta ahora baluartes del pleno empleo y el Estado del bienestar. Así las cosas, en el núcleo duro de Occidente la estructura social está empezando a asemejarse a esa especie de colcha de retales que define la estructura del sur, de modo que el trabajo y la existencia de la gente se caracteriza ahora por la diversidad y la inseguridad.



En un país semiindustrializado como Brasil, los que dependen del salario de un trabajo a tiempo completo solo representan a una pequeña parte de la población activa; la mayoría se gana la vida en condiciones más precarias. Son viajantes de comercio, vendedores o artesanos al por menor, ofrecen toda clase de servicios personales o basculan entre diversos tipos de actividades, empleos o cursos de formación. Con la aparición de nuevas realidades en las llamadas economías altamente desarrolladas, la “multiactividad” nómada —hasta ahora casi exclusiva del mercado laboral femenino occidental— deja de ser una reliquia premoderna para convertirse rápidamente en una variante más del entorno laboral de las sociedades del trabajo, en las que están desapareciendo los puestos interesantes, muy cualificados, bien remunerados y a tiempo completo.



Quizá en este sentido las tendencias de Alemania, a pesar del éxito que se atribuye a su modelo, representen las de otras sociedades occidentales. Por una parte, Alemania disfruta de las mejores condiciones comerciales que ha tenido en muchos años. La principal economía europea es modélica por su forma de contener una crisis: tasas de interés bajas, flujo de capital entrante, aumento sostenido de la demanda mundial de sus productos, etc. Así, el desempleo en Alemania ha caído un 2,9%, y solo alcanza al 6,9% de la población activa.

Por otra parte, se ha registrado un excesivo incremento del empleo precario. En la década de 1960 solo el 10% de los trabajadores pertenecía a ese grupo; en la de 1980 la cifra ya se situaba en un cuarto, y ahora es de alrededor de un tercio del total. Si los cambios continúan a este ritmo —y hay muchas razones para pensar que será así— en otros diez años solo la mitad de los trabajadores tendrá empleos a tiempo completo de larga duración, mientras que los de la otra mitad serán, por así decirlo, trabajos a la brasileña.


Bajo la superficie de la milagrosa maquinaria alemana se oculta esta expansión de la economía política de la inseguridad, enmarcando una nueva lucha por el poder entre actores políticos ligados a un territorio (Gobiernos, Parlamentos, sindicatos) y actores económicos sin ataduras territoriales (capitales, finanzas, flujos comerciales) que pugnan por un nuevo diferencial de poder. Así se tiene la fundada impresión de que los Estados solo pueden elegir entre dos opciones: o bien pagar, con un elevado desempleo, niveles de pobreza que no hacen más que incrementarse constantemente; o aceptar una pobreza espectacular (la de los “pobres con trabajo”), a cambio de un poco menos de desempleo.



El “trabajo para toda la vida” ha desaparecido. En consecuencia, el aumento del paro ya no puede explicarse aludiendo a crisis económicas cíclicas; se debe, más bien, a: 1) los éxitos del capitalismo tecnológicamente avanzado; y 2), la exportación de empleos hacia países de renta baja. El antiguo arsenal de políticas económicas no puede ofrecer resultados y, de una u otra manera, sobre todos los empleos remunerados pesa la amenaza de la sustitución.



De este modo, la política económica de la inseguridad está ante un efecto dominó. Factores que en los buenos tiempos solían complementarse y reforzarse mutuamente —el pleno empleo, las pensiones garantizadas, los elevados ingresos fiscales, la libertad para decidir políticas públicas— ahora se enfrentan a una serie de peligros en cadena. El empleo remunerado se está tornando precario; los cimientos del Estado de bienestar se derrumban; las historias vitales corrientes se desmenuzan; la pobreza de los ancianos es algo programado de antemano; y, con las arcas vacías, las autoridades locales no pueden asumir la demanda creciente de protección social.



La “flexibilidad del mercado laboral” es la nueva letanía política, que pone en guardia a las estrategias defensivas clásicas. Por doquier se pide más “flexibilidad” o, dicho de otro modo, que los empresarios puedan despedir más fácilmente a sus trabajadores. Flexibilidad también significa que el Estado y la economía trasladan los riesgos al individuo. Ahora los trabajos que se ofrecen son de corta duración y fácilmente anulables (es decir, “renovables”). Por último, flexibilidad también significa: “Anímate, tus capacidades y conocimientos están obsoletos y nadie puede decirte lo que tienes que aprender para que te necesiten en el futuro”. La posición un tanto contradictoria en la que se sitúan los Estados cuando insisten al mismo tiempo en la competitividad económica nacional y la globalización neoliberal (es decir, en el nacionalismo y la internacionalización) ha defraudado políticamente a quienes reivindicaban el derecho individual de los ciudadanos a la estabilidad laboral y a unos servicios sociales dignos.



De todo ello resulta que cuanto más se desregulan y flexibilizan las relaciones laborales, con más rapidez pasamos de una sociedad del trabajo a otra de riesgos incalculables, tanto desde el punto de vista de las vidas de los individuos como del Estado y la política. En cualquier caso, una tendencia de futuro está clara: la mayoría de la gente, incluso de los estratos medios, aparentemente prósperos, verá que sus medios de vida y entorno existencial quedarán marcados por una inseguridad endémica. Parte de las clases medias han sido devoradas por la crisis del euro y cada vez hay más individuos que se ven obligados a actuar como "Yo y asociados" en el mercado de trabajo.

Mientras el capitalismo global disuelve en los países occidentales los valores esenciales de la sociedad del trabajo, se rompe un vínculo histórico entre capitalismo, Estado de bienestar y democracia. No nos equivoquemos: un capitalismo que no busque más que el beneficio, sin consideración alguna hacia los trabajadores, el Estado de bienestar y la democracia, es un capitalismo que renuncia a su propia legitimidad. La utopía neoliberal es una especie de analfabetismo democrático, porque el mercado no es su única justificación: por lo menos en el contexto europeo, es un sistema económico que solo resulta viable en su interacción con la seguridad, los derechos sociales, la libertad política y la democracia. Apostarlo todo al libre mercado es destruir, junto con la democracia, todo el comportamiento económico. Las turbulencias desatadas por la crisis del euro y las fricciones financieras mundiales solo son un anticipo de lo que nos espera: el adversario más poderoso del capitalismo es precisamente un capitalismo que solo busque la rentabilidad.

Lo que priva de su legitimidad al capitalismo tecnológicamente avanzado no es que derribe barreras nacionales y produzca cada vez más con menos mano de obra, sino que bloquee las iniciativas políticas conducentes a la conclusión de un pacto para la formación de un nuevo modelo social europeo. Cualquiera que hoy en día piense en el desempleo no debería quedarse atrapado en viejas querellas como las relativas al "mercado laboral secundario" o "los gastos salariales decrecientes". Lo que parece un derrumbe debe convertirse más bien en un periodo fundacional de nuevas ideas y modelos, en una época que abra las puertas al Estado transnacional, al impuesto europeo a las transacciones financieras y a la "utopía realista" de una Europa Social para los Trabajadores.

Ulrich Beck es sociólogo, profesor emérito de la Universidad de Múnich y profesor de la London School of Economics.
Traducción de Jesús Cuéllar Menezo

quarta-feira, 16 de maio de 2012

O que a Argentina ensina ao velho continente

No artigo abaixo, reproduzid no site do EL PÁIS, o economista Paul Krguman analisa a crise que se abateu sobre a Zona do Euro. Para tanto, toma como referência a realidade argentina. Vale a pena dar uma conferida.

Lecciones argentinas para Europa
Paul Krguman


El columnista Matt Yglesias, quien acaba de estar en Argentina, escribía no hace mucho en Slate sobre lo que nos enseña la recuperación de ese país después de abandonar la ley de convertibilidad que establecía la paridad entre el peso y el dólar. Como dice Yglesias, es una historia de éxito extraordinario que supuestamente contiene algunas lecciones para la eurozona.

"La suspensión de pagos y la devaluación no fueron ni mucho menos una fiesta. Destruyeron el sistema bancario del país y acabaron con los ahorros de muchos argentinos", escribía Yglesias el 1 de mayo. "Pero funcionó. Argentina ha crecido rápidamente en los años posteriores y su tasa de desempleo se ha ido reduciendo progresivamente hasta el 6,7%, una tasa que envidiamos en Estados Unidos".

Solo añadiría otra cosa: la información en la prensa argentina es otro de esos ejemplos sobre cómo la lógica popular puede por lo visto hacer que resulte imposible entender correctamente algunos hechos básicos. Siguen contándonos historias sobre la recuperación de Irlanda cuando, de hecho, no hay recuperación, pero, maldita sea, debería haberla, porque han hecho "lo que tenían que hacer", así que eso es lo que decimos.

Por el contrario, los artículos sobre Argentina casi siempre tienen un tono muy negativo: son irresponsables, están volviendo a nacionalizar algunos sectores y hablan como populistas, así que las cosas deben de estar yendo muy mal. Los datos que presentamos en esta página dan igual.Para que quede claro, creo que a Brasil le está yendo bastante bien, y ha tenido buenos líderes. ¿Pero por qué razón precisamente Brasil es un BRIC impresionante mientras que siempre se menosprecia a Argentina?

En realidad, sabemos por qué, pero no dice mucho del estado de la información económica.

No sé mucho de historia (antigua)

Lo que tengo que hacer para aumentar las ventas de libros. No hace mucho, participé en una especie de debate con Ron Paul en Bloomberg TV (pueden verlo en Internet en bloomberg.com/video).

Pensé que podríamos tener una conversación sobre las razones por las que no acaba de producirse la inflación descontrolada que él y sus aliados siguen pronosticando. Pero no, insistía (si le entendí bien) en que la devaluación de la moneda y los controles de precios destruyeron el Imperio Romano. Le repliqué que no soy un defensor de las políticas económicas del emperador Diocleciano.

Sin embargo, es verdad que las alusiones a lo que sucedió en algún momento del pasado lejano son de lo más normal en el lado de la economía de los incondicionales del oro. Y es bastante revelador.
Me refiero a que la historia es esencial para el análisis económico. Realmente hay que saber, por ejemplo, que la ley de convertibilidad de Argentina fracasó, las consecuencias que tuvo el fervor del canciller Brüning hacia el patrón oro en Alemania y muchos otros episodios.

Pero por alguna razón, a la gente como Paul le desagrada hablar de los acontecimientos de hace un siglo, sobre los que disponemos de datos razonablemente buenos; les gusta hablar de lo que aconteció en la noche de los tiempos, cuando realmente no sabemos a ciencia cierta qué pasó. Y creo que no es una casualidad. En parte es el intento del autodidacta de hacer alarde de su conocimiento esotérico; pero también se debe a que realmente no sabemos qué pasó (¿qué recordamos en verdad de la era diocleciana?), de modo que uno puede extrapolar a los imprecisos anales lo que cree que debió de haber pasado y después reivindicar lo que sea que uno quiera creer.

En cierto sentido, tiene gracia, excepto que este tipo de pensamiento domina uno de nuestros dos principales partidos políticos.
Traducción de News Clips.

quinta-feira, 6 de outubro de 2011

Grécia...

A Grécia é o saco de pancadas dos tais analistas de mercado.

Vítima do apartheid europeu
Autor(es): Victor Martins
Correio Braziliense - 06/10/2011



Deputada grega diz que seu país, principal alvo da crise global, sofre preconceito econômico dos maiores integrantes da Zona do Euro

Enquanto a Grécia vivia, ontem, mais um dia de caos e a população enfrentava a polícia nas ruas devido à crise da dívida nacional e das limitações dos direitos trabalhistas e sociais, a deputada grega Sofia Sakorafa discursava na Ordem dos Advogados do Brasil (OAB), em Brasília. A parlamentar denunciou o que classificou de "apartheid econômico" entre os países centrais e os periféricos da Europa. Em um evento que reuniu entidades e economistas da América Latina, ela defendeu uma auditoria da dívida pública de seu país e aconselhou que, do lado de cá do Atlântico, também seja feito o mesmo, a fim de evitar surpresas desagradáveis.

Sofia foi convidada de um seminário internacional que tinha como objetivo debater formas de combater ou amenizar a crise financeira. A deputada afirmou que os problemas vividos na Grécia não foram causados apenas pelos gregos. Ela culpou também o sistema político e econômico da Zona do Euro. Preguiça"Precisamos mudar a forma como o mundo tem visto os gregos nesta crise. Não somos preguiçosos, somos trabalhadores", afirmou. "Esta crise não é oriunda apenas do sistema financeiro. Também tem como causa a corrupção", disse.

Os participantes do evento fizeram coro à deputada e defenderam a criação de comitês de auditoria para a dívida pública dos países. Marcelo Carcanholo, professor de economia da Universidade Federal Fluminense, destacou que o Brasil tem todas as condições de enfrentar a crise e que, com as ferramentas certas, qualquer país pode superar os problemas atuais. "Por mais limitada que as políticas monetária e econômica sejam, sempre é possível fazer algo frente às crises. Se não dá para dissipá-las, dá para protelar ao máximo seus efeitos. No Brasil, nós nos gabamos de não termos mais dívida externa e esquecemos de olhar para a interna, que tem crescido expressivamente", alertou.

quarta-feira, 9 de setembro de 2009

A situação de pobreza nas regiões metropolitanas após a eclosão da crise

Uma interessante análise a respeito dos indicadores de pobreza nas regiões durante após a eclosão da recente crise. Acesse aqui. Trata-se de material produzido pelo IPEA, de autoria do Márcio Pochmann.

domingo, 30 de agosto de 2009

Lula e a crise

No início do ano, aí pelo mês de fevereiro, a grande imprensa e setores da oposição tomaram uma frase de Lula a respeito do significado da crise financeira mundia ("uma marolinha") como mote para um ataque generalizado ao Governo e às suas políticas econômicas, fiscais e sociais. Menos de um ano, a mesma grande imprensa, sem nenhuma mea culpa, chama-nos a atenção para o fato de que (pasmem!) o Brasil estaria maior depois da crise. Acompanhe a cobertura de hoje e trechos do que foi a grande orquestração de seis meses atrás.

HOJE


Um ano depois, Brasil passa no teste e sai da crise maior do que entrou

Para especialistas, avanço do País e de outros emergentes é uma das características do mundo pós-crise
Fernando Dantas - O Estado SP

O Brasil saiu da turbulência global maior do que entrou. Às vésperas do mês em que se completa um ano da crise iniciada com a concordata do Lehman Brothers, em 15 de setembro, o otimismo com o País tornou-se consensual. “O fato de que o Brasil passou tão bem pela crise tinha mesmo de instilar confiança”, diz Kenneth Rogoff, da Universidade Harvard, ex-economista-chefe do Fundo Monetário Internacional (FMI). Para Jim O’Neill, do Goldman Sachs, e criador da expressão Bric (o grupo de grandes países emergentes, Brasil, Rússia, Índia e China), “o Brasil passou por essa crise extremamente bem, e pode crescer a um ritmo de 5% nos próximos anos”.

O crescimento de importância do Brasil e de outras economias emergentes é uma das características do novo mundo surgido com a crise econômica. Para comentar essa e várias outras mudanças, o Estado ouviu oito grandes economistas estrangeiros e brasileiros: Rogoff; O?Neill; Barry Einchengreen, da Universidade de Berkeley; José Alexandre Scheinkman, de Princeton; Armínio Fraga, ex-presidente do Banco Central (BC) e sócio gestor do Gávea Investimentos; Edmar Bacha, consultor sênior do Itaú BBA e codiretor do Instituto de Estudo de Políticas Econômicas - Casa das Garças (Iepe/CdG); Affonso Celso Pastore, consultor e ex-presidente do BC; e Ilan Goldfajn, economista-chefe do Itaú Unibanco.

Pastore observa que a recessão no Brasil foi curta, de apenas dois trimestres, comparada a quatro em países como Estados Unidos, Alemanha e França. Goldfajn nota que há os países que estão saindo da recessão no segundo trimestre e os que estão saindo no terceiro - o Brasil está entre os primeiros, com várias nações asiáticas. “Mesmo no primeiro trimestre, se olhar mês contra mês, há números fortes de crescimento no Brasil”, acrescenta.

Para Goldfajn, a crise foi um teste de estresse para diversos países, no qual alguns passaram, outros não, alguns tiveram nota boa e outros nota ruim. “Acho que o Brasil tirou nota boa, e agora está todo mundo olhando e dizendo ‘esse cara é bom’”, diz Goldfajn.

Uma das principais razões para o sucesso do Brasil em enfrentar a crise, segundo Pastore, é que ela pegou o País com o regime macroeconômico adequado - câmbio flutuante, bom nível de reservas, inflação controlada, superávit primário, dívida pública desdolarizada e caindo em proporção ao Produto Interno Bruto (PIB). Essa solidez combinou-se com o sistema financeiro capitalizado, pouco alavancado, que estava proibido pela regulação de operar com os ativos perigosos, como os títulos estruturados no mercado americano de hipotecas subprime. “Uma das lições da crise é que países que tinham uma abordagem equilibrada da regulação do mercado financeiro, como Brasil, Austrália, Canadá , não tiveram crise bancária”, diz O’Neill.

A política anticíclica, baseada em corte de impostos e ampliação de gastos públicos, também ajudou, embora esta segunda parte seja criticada pelos efeitos de médio prazo. Para Pastore, os aumentos do funcionalismo e do Bolsa-Família tiveram efeitos contracíclicos, mas “por coincidência”, já que foram decididos antes da crise. “O defeito é que, se fosse política contracíclica mesmo, teria de expandir gastos transitórios, e não permanentes.”
Para a maioria dos economistas, o aumento dos gastos públicos correntes reduz o espaço do investimento, e impede que o Brasil cresça a um ritmo ainda mais forte do que os 4% a 5% que estão sendo previstos. “Não é nem preciso dizer que há um monte de coisas que o Brasil poderia fazer para crescer mais rápido”, comenta Rogoff.

De qualquer forma, o sucesso diante da crise jogou o Brasil no radar dos investidores. “À medida que continuarmos a crescer mais que o mundo, é natural que o País receba um aporte muito grande de investimentos estrangeiros diretos”, diz Pastore, acrescentando que eles aumentaram, mesmo com recessão e queda de lucros nos países que sediam as empresas que investem no Brasil.

A contrapartida dos fluxos de capital é o câmbio valorizado e o déficit em conta corrente, o que significa que o mundo está financiando o Brasil para consumir muito (o que implica poupar pouco) e investir ao mesmo tempo. Segundo Goldfajn, os brasileiros serão um dos povos convocados, junto com os asiáticos, a preencher o espaço deixado pelo fim da exuberância do consumidor americano, atolado em dívidas e necessitado de reconstruir seu patrimônio.

ONTEM

“O quixotesco presidente Lula é outro que prefere indicar o caminho de um otimismo imaginário e enganador a aceitar a realidade. Diante da intensidade da crise nos últimos 30 dias, a tentativa de reduzi-la ao tamanho de uma marolinha mostrou-se ridícula. Lula até descreve direitinho a cadeia de acontecimentos: se o cidadão não compra, as vendas caem, as empresas reduzem a produção e o trabalhador perde o emprego. Afinal, é isso que ensinam manuais de economia e é o que está acontecendo. Só que Lula ignora um detalhe poderoso: quem desencadeia a perda de vendas, da produção e do emprego não é o cidadão, mas a pior crise econômica global dos últimos 70 anos. Não serão seus extravagantes conselhos de consumo que irão derrotá-la.” ( O Estado SP - O real e o imaginário na crise 11/01/2009)

*Suely Caldas, jornalista, é professora de Comunicação da PUC-Rio (sucaldas@terra.com.br)

***

“A percepção popular é a de que a população está sendo lograda. A história da marolinha pegou e as pessoas estão vendo que o Lula as estava ludibriando”, afirmou Agripino Maia. “Há uma realidade que o governo não foi capaz de enfrentar, de encarar de frente o risco de uma crise interna e externa. A opinião pública está sentido que, na prática, a crise não está sendo verdadeiramente enfrentada”, disse Sérgio Guerra. (O Estado SP - Para oposição, crise derrubou aprovação ao governo Lula 30/03/2009)

***

“Os brasileiros, portanto, ainda acreditam em Papai Noel e que a crise é só uma marolinha, enquanto o tsunami devora 1,2 milhão de vagas em três meses e 533 mil num único mês nos EUA. E está vindo.
Isso demonstra má informação e confiança quase mística em Lula.”
ELIANE CANTANHÊDE (Folha Sp - Bota tsunami nisso! 7/12/2008)

***

O governo perdeu a chance de preparar o Brasil para a crise. Num aspecto, estamos piores do que a própria Argentina, que não tem déficit na conta corrente do balanço de pagamentos nem déficit fiscal.
“A crise é do Bush, não é minha”.
“Aqui, se a crise chegar, vai ser uma marolinha”. O talento do presidente Lula para se esquivar de responsabilidades é conhecido. Mas o país depende agora de duas habilidades que seu governo ainda não mostrou: firmeza e competência para tomar decisões difíceis e capacidade de negociação transparente e baseada no interesse nacional.
SÉRGIO GUERRA , economista, é senador da República pelo PSDB-PE e presidente nacional do PSDB. (Folha SP - Uma crise (inter) nacional 14/10/2008)