Os economistas querem que a compremos como uma ciência exata. É a sua "reserva de mercado". Schumpeter disse certa vez que a sociologia e a economia cultivam, uma em relação a outra, uma ignorância grandiosa. Com a predominância de um paradigma único na economia, muitos cientistas sociais quiseram transformar essa ignorância em virtude. Um desastre para o entendimento dos desafios colocados para o nosso mundo.
Mas algo se move. O renascimento da sociologia econômica, hoje um interlocutor legítimo da economia enquanto disciplina no mundo acadêmico, é o anúncio de que aquele cultivo da ignorância mútua começa a ser superado. Há também um questionamento, cada vez maior, da incapacidade da economia enquanto disciplina lidar com a complexidade de questões que envolvem saberes e práticas de campos disciplinares adjacentes. Especialmente, em meio à turbulência da crise financeira que se avizinha.
Resgatar a idéia de que a economia, ao fim e ao cabo, não é do mundo das exatas, mas uma ciência social, eis aí algo que, por ser tão óbvio, precisa ser sempre lembrado.
Levando em conta o acima exposto, abaixo transcrevo alguns artigos que incidem sobre a necessidade de revisão dos fundamentos disciplinares da economia. São chutes, com certeza, mas vale a pena levá-los em conta. Convido-o a lê-los. O espanhol, sei, não será um obstáculo para você. Foram transcritos do jornal argentino PÁGINA 12.
Cambiar el mundo académico
Por Mariano Kestelboim y Mercedes LaGioiosa *
La crisis del paradigma neoliberal abre la oportunidad de dar un debate que una década atrás parecía imposible. La ortodoxia, como visión hegemónica, no es capaz de explicar el derrumbe de las economías centrales, ni ofrece soluciones viables. El análisis de esta crisis requiere comprender el proceso histórico, social y político que lo generó. A principios de los años ’70, el incremento de los costos productivos vinculados, en gran medida, a las demandas salariales de una clase obrera organizada y a la crisis del petróleo, provocó la caída de los niveles de rentabilidad de las grandes corporaciones de las naciones más desarrolladas del mundo. Como respuesta, los grupos de poder avanzaron con una estrategia de reducción de costos a través de la fragmentación del proceso productivo y de su relocalización, lo que derivó en una nueva división internacional del trabajo. Las naciones desarrolladas conservaron y promovieron las actividades de mayor alcance científico-tecnológico y, a través de los canales comerciales y financieros, lograron controlar las cadenas de valor globales. En el resto de la periferia, en general, se profundizó la explotación de los recursos naturales y se desmantelaron las jóvenes estructuras industriales, nacidas mayoritariamente en la primera fase de la Guerra Fría.
El plan se apoyó en tres ejes fundamentales: la eliminación de las barreras al comercio de bienes industriales y al movimiento de capitales financieros, el desarrollo de nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, y la aplicación de programas económicos de concepción neoclásica. Los contenidos teóricos impuestos en las altas casas de estudio exacerbaron la formalización matemática de la economía y su abstracción, alejaron al Estado de la administración de la economía y recortaron el análisis de los procesos históricos y sociales, así como de las transformaciones de las estructuras productivas. De esta manera se buscó borrar la esencia política y social del estudio de la economía y marginar a la población de la discusión sobre el impacto de las políticas aplicadas en el marco de la estrategia neoliberal, que perjudicaban los intereses nacionales e implicaban el desmantelamiento de las bases productivas y las instituciones públicas, la destrucción de puestos de trabajo y una creciente desigualdad social.
En esta nueva etapa, las economías emergentes están pudiendo recuperarse de las consecuencias de las políticas neoliberales a través del desarrollo de una visión genuina y singular del funcionamiento de sus economías en el marco de un mundo globalizado. Al mismo tiempo, los países centrales –principales promotores de las políticas ortodoxas– atraviesan una crisis de envergadura e intentan trasladar sus efectos negativos a los países más débiles. Para ello, además de contar con instituciones financieras y políticas tanto locales como multilaterales de diversa índole, se amparan en un relato académico que de manera filantrópica y casi científica ofrece el marco teórico necesario. Sin embargo, esta acción institucional simultánea pierde legitimidad ante la evidencia irrefutable de los discordantes presentes. El desempeño de los países emergentes apuntala el consenso político-social alrededor de una visión que incorpora el estudio de la problemática nacional y latinoamericana en una perspectiva histórica, y que plantea respuestas ante la existencia de economías con estructura productiva desequilibrada y ante la necesidad de avanzar en la integración financiera regional.
Este floreciente escenario es acompañado, no obstante, de manera tibia y expectante por el mundo académico que prefiere mantenerse al margen de los cambios que se plantean desde la sociedad ante el temor de que ello pudiera hacer mella sobre el rigor científico de las carreras dictadas. En este sentido se torna necesario llevar al seno de la formación universitaria, las ideas y enfoques alternativos, que fueron sistemáticamente segregados de los planes de estudio, como un elemento clave en la construcción y el desarrollo de un sistema de conocimiento que permita una comprensión acabada de la realidad y que comience a desempeñar un rol activo en la formación de jóvenes portadores de un saber global, pero desde una óptica nacional y regional.
El camino hasta aquí recorrido, y el anhelo de ver a la Argentina como un país industrial y de vanguardia tecnológica, requiere el cuestionamiento de la visión hegemónica y de las instituciones a partir de las cuales ésta se reproduce. El desafío es, entonces, construir una universidad que cuestione su rol en la sociedad y que se permita discutir contenidos curriculares, brindando un claro ejemplo de evolución, democracia y pluralidad.
* Economistas de La graN maKro.
La reforma en la UNLP
Por Facundo Crosta *
El Departamento de Economía de la Universidad Nacional de La Plata viene trabajando en una reforma de su plan de estudios, que amplíe y mejore la formación de los economistas egresados de esa universidad pública. El largo proceso iniciado en 2002 incluyó numerosas reuniones abiertas con alumnos, graduados y profesores, de las cuales surgieron modificaciones y cambios, hasta converger en la propuesta actual. Esa propuesta reconoce la necesidad de mantener el nivel de excelencia en la formación técnica que ha caracterizado a la licenciatura de la UNLP por décadas, pero avanza en la dirección de dotarla de un mayor número de materias de especialización, permitir al alumno un mayor margen de elección, aumentar la interacción con otras disciplinas y expandir el contenido social de la carrera.
En la última versión de la propuesta del plan de estudios se establecen como obligatorios un curso de Sociología, dos cursos de Historia Económica y Social y un curso de Historia del Pensamiento Económico. Comparado con el plan vigente, la propuesta agrega un curso de Economía Social y Laboral destinado enteramente a estudiar temas como pobreza, exclusión, marginalidad, vulnerabilidad, desigualdad, polarización, desempleo, discriminación e informalidad, y un curso de Economía Ambiental, tema central para el Desarrollo Sustentable.
La propuesta del Departamento incluye una materia optativa a cursar en otra facultad, que permite a los alumnos la posibilidad de profundizar sus estudios en áreas sociales como Historia o Sociología, asistiendo a cátedras especializadas en la Facultad de Humanidades, la cual ofrece un conjunto de cursos relevantes para la formación de un economista. Adicionalmente, la propuesta refuerza en los contenidos mínimos de varias materias el estudio del contexto histórico y social en el que se desarrollan los fenómenos económicos.
La propuesta de reforma del plan de estudios incluye, además de los cambios mencionados, un curso de Finanzas, indispensable para aquellos graduados que quieren trabajar en el sector privado o que quieren profundizar el estudio de temas financieros, tan relevantes en la coyuntura actual, y un curso introductorio de Comportamiento Estratégico y Problemas de Información, un área de enorme relevancia para entender las fallas de mercado, los problemas de coordinación, la toma de decisiones y la acción pública, temas en los que han contribuido economistas prestigiosos como el Premio Nobel Joseph Stiglitz.
Por otro lado, la propuesta pretende garantizar el ámbito de pluralidad que caracteriza a la carrera de Economía de la UNLP donde, pese a su tamaño que impide la existencia de cátedras paralelas como en la UBA, conviven profesores de distintas corrientes económicas, e identificados con diferentes ideas políticas, tanto de la oposición como del actual Gobierno. Es larga la lista de profesores y graduados de la Licenciatura en Economía de la UNLP que ejercieron y ejercen cargos importantes en el Gobierno actual y gobiernos anteriores de diverso signo político, lo cual confirma la amplitud de ideas y conocimientos que se imparten en la carrera. El plan de estudios actualmente en discusión busca preservar los aspectos positivos que han cimentado esos logros, enriqueciéndolos con los bienvenidos progresos de la ciencia económica en años recientes, enmarcados en un saludable debate sobre el rol social del economista.
Esta concepción del plan de estudios es coherente con el perfil de los profesores e investigadores que desarrollan su trabajo en esta institución. El Departamento de Economía de la UNLP incluye investigadores en muchas ramas de la Economía, pero se especializa en temas laborales y sociales, áreas en las que investiga la mayoría de sus profesores con dedicación exclusiva. Una proporción importante del cuerpo docente del Departamento de Economía de la UNLP está compuesto por investigadores con la máxima calificación académica, formados en la universidad pública y que forman parte del sistema público de investigación y participan seriamente en el debate sobre la realidad económica y social, aportando evidencia y discutiendo ideas.
La reforma del plan de estudios es sólo un aspecto de algunos de los cambios impulsados desde el Departamento –debatidos con cada cátedra y con los estudiantes– para dotar a la carrera de un enfoque más amplio y aplicado a la realidad argentina, pero sin resignar la sólida formación técnica básica que permite a los graduados de La Plata desempeñarse con éxito en la academia, en el sector privado y en el Gobierno.
* Director del Departamento de Economía, UNLP.
quarta-feira, 28 de setembro de 2011
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