quarta-feira, 2 de junho de 2010

Doris Salcedo e a arte como narrativa dos vencidos



Você já ouviu falar de Doris Salcedo? Não? Tudo bem! Vamos lá! Ela é uma das artistas plásticas mais importantes da atualidade. Colombiana, nascida em Bogotá (19158), Salcedo tem produzido obras de impacto que abordam a violência que assola o seu país.

Na semana passada, Salcedo ganhou o prestigiado Prêmio Velázquez de Artes Plásticas. A ganhadora, em rara entrevista à imprensa espanhola (ela odeia contatos com a imprensa e não gosta de ser fotografada!) que o objetivo de sua arte é “honrar a história dos derrotados”. Dos vencidos pela violência dos paramilitares, militares, guerrilheiros das Farcs e todos os que encurralam e empurraram, durante décadas, o povo colombiano para um derramamento de sangue somente compreensível a partir da narrativa do realismo fantástico.

Abaixo, reproduzo trechos de uma entrevista concedida por ela ao EL PAÍS. Aí ela comenta, dentre outras coisas, o recente processo eleitoral. Ela desanca o Presidente Uribe, o direitista que é celebrado como modelo por dez entre dez colunistas de nossa grande imprensa. Além disso, manifesta seu apoio à candidatura verde de Antanas Mockus e fala sobre Lula. Confira!


Pregunta. ¿Cómo sigue el proceso electoral que se vive en su país? Me da la impresión de que está usted más con Antanas Mockus que con Manuel Santos.

Respuesta. ¿Usted qué cree? Hemos pasado ocho años durante los que hemos vivido la corrupción y violencia más extremos. Tenemos ahora una oportunidad de votar por la decencia. La clase política colombiana ha estado implicada en todo lo peor. No creo en los mesías, pero Mockus puede acabar con el "todo vale", con la impunidad y la obscenidad con la que ha actuado el Gobierno que ahora padecemos. Llevo trabajando muchos años con víctimas, con familiares de desaparecidos y es difícil contar el horror que han sufrido cientos de miles de personas en mi país. El Gobierno es responsable porque ha instaurado el convencimiento de que se puede matar en vano. Por unos pesos o por unas condecoraciones.
P. La imagen exterior de Uribe no es tan mala.
R. Tenga en cuenta que en el contexto latinoamericano preocupan más los caudillos iluminados. Es difícil escoger cuál es más payaso o cuál es más estúpido. Hay excepciones como Lula o como fue Bachelet.

P. A través de su obra, usted ha denunciado esa violencia y esa negación de los derechos humanos en su país.

R. No he hecho otra cosa. Todo mi trabajo es un documento de la historia reciente de mi país contada por las víctimas, por los derrotados.

P. ¿Cómo trabaja?

R. Mi punto de partida es siempre un testimonio que luego se desdibuja cuando se empieza a construir la obra de arte. Son lenguajes diferentes.

P. ¿Dónde se sitúa esa frontera entre documento histórico y obra de arte?

R. La frontera desaparece en cuanto empiezo a trabajar. La mía es una obra de arte fiel al testimonio en la que yo limito las herramientas: pueden ser las expresiones que utilizan las víctimas, sus vestidos, el mobiliario, todo lo que la rodea o la rodeó en su vida diaria. Mi objetivo es honrar la historia de los derrotados.

P. ¿Cómo la reciben las víctimas? ¿No hay nunca rechazo?

R. Nunca. No hay recelo porque nunca nadie se ha ocupado de ellos. Son menos que nada. Gentes sin nombre que están deseando que alguien les escuche y cuente su padecimiento. Hablo del horror porque esa es la esencia del humano.

P. ¿Ocurrió algo en su vida personal que le indujo a adoptar esta actitud?

R. Soy incapaz de quedarme en la periferia de las cosas. Todo lo que ocurre me afecta y el arte, como yo lo entiendo, tiene que estar involucrado. No me permito el distanciamiento.

P. ¿Tiene Colombia una relación especial con la violencia?

R. Colombia es un país clasista, racista, machista y excluyente. Tengo la suerte de poderme mover de una manera privilegiada porque ni soy muy pobre, ni muy negra, pero sé que mi presencia no es grata para la riquísima clase alta de mi país.

P. Creo que cuando inauguró la grieta en la Tate Modern hubo algún incidente.

R. Rogué al embajador de Colombia en Londres que abandonara el acto de inauguración porque iba a decir cosas que no iban contra él como persona, pero sí como representante diplomático y político de un Gobierno impresentable.

P. ¿Ha pensado ya en la exposición que conlleva el ser ganadora del Premio Velázquez?

R. No. Nadie me ha hablado de la exposición.

P. ¿Tampoco ha pensado en el discurso de aceptación del premio?

R. No lo tengo preparado, pero forzosamente hablaré de las víctimas y señalaré a los culpables de que no se investigue.

P. Ahí podemos enlazar con lo ocurrido en España con el juez Garzón.

R. Me parece vergonzoso. Demuestra que la España franquista sigue viva. Me gustaría que Garzón se ocupara de encausar a los responsables de esa guerra que está viviendo ahora mismo Colombia.

P. ¿Cómo se lleva usted con otros artistas colombianos, por ejemplo, con Fernando Botero?

R. Bueeeno. No hay por qué llevarse de ninguna manera. Me interesa más tratar con artistas como Débora Arango o Beatriz González, gente con mucho que contar.

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