A crônica abaixo merece leitura e reflexão. A face do racismo na dita América Espanhola é tão muito pouco tematizada. Deveria ser mais. Muito mais.
Lima, como no hay otra: chola, plebeya, racista
Javier Lizarzaburu – EL COMERCIO
“El plebeyo” más que un vals parece un himno. Un himno a la igualdad y a lo que duele ser considerado inferior en tu propio país. Cuando Felipe Pinglo Alva la compuso allá por 1930 en su casa del jirón Junín, en Barrios Altos, Lima apenas superaba los 300.000 habitantes. En esa época a nadie se lo llamaba ‘cholo’. No existía el término. Y quizá por esa falta de vocabulario llamó ‘plebeyo’ a su canción. Ochenta años después tenemos muchas más palabras para llamarnos entre nosotros, pero parecería que no hemos avanzado mucho en ese campo.
El reciente proceso electoral nos recordó que los limeños no solo podemos ser encantadores, jaraneros y hospitalarios. También guardamos una fuerte dosis de odios internos que estamos dispuestos a expulsar cuando creemos que las condiciones así lo ameritan. Ese es otro aspecto de la ciudad. Somos racistas. Pero también están los otros. Jóvenes y adultos, que caminan en la dirección opuesta. Como Rodolfo Pérez, un blanquiñoso de 26 años, del Carmelitas, que estudió Derecho en la Universidad de Lima y que justo hace unos días se recibió de abogado…
DE LO QUE NO SE HABLA
“Yo tengo una relación de amor y odio con Lima, como la tienen muchos limeños. Aquí hay cosas excelentes como la pluralidad de las expresiones de la gente o la imaginación popular. En Lima siempre pasa algo nuevo. Pero también es una ciudad desordenada y violenta. Y esta violencia puede dar pie a situaciones de abuso, como el racismo.
De eso la gente no habla mucho porque siempre te terminas peleando, como cuando hablas de política o religión. Pero es bueno expresar tu punto de vista y defenderlo. Me gusta correr y cuando lo hago corro con mi polo antirracista.
Para mí el racismo es propio de sociedades autoritarias y violentas. El tema entre nosotros es interno, porque si viene alguien de fuera no lo discriminan, como sí pasa en otros países. La discriminación es entre nosotros mismos y lo tenemos que resolver nosotros mismos, porque viene de una dinámica social de 500 años.
“MEJOR SIN ELLOS”
Un incidente que recuerdo pasó cuando tenía unos 16 años y con mis amigos habíamos ido a Naplo. En un momento, todos, absolutamente todos mis amigos, se pusieron a burlarse de la gente que se bañaba al costado, porque esa playa es pública. Éramos de 12 a 14 personas.
Se burlaban de cómo estaba vestida la gente, de sus rasgos físicos, de lo que hacían, de todo, y acompañado por comentarios del tipo: ‘Mira esos cholos, no deberían estar acá’. Y de repente eso hizo un clic para mí. El mensaje siempre es ‘estaríamos mejor sin ellos’. En la universidad esto era más obvio por los grupos de gente que se juntaban. A menos que tuvieras plata, porque la plata te blanquea. Tú lo veías en la formación de grupos. Para la gente blanca, limeña, como que el andino es un estorbo para su sociedad perfecta.
No soy caviar porque soy de la de Lima. En la de Lima no hay caviares. Acá la cosa es puramente empresarial. Incluso el único curso en derechos humanos fue eliminado. Para mí, es cuestión de convicción personal. En el 2004 tomé contacto con la Mesa contra el Racismo. Tenía 19 años.
CONVICCIONES Y FúTBOL
De esa experiencia me siento contento de haber contribuido a elaborar “El manual de racismo para jóvenes”. Para mí eso significó una contribución importante. Una campaña muy exitosa fue la de la Empleada Audaz, en el verano del 2007, en las playas de Asia. Tuvo bastante jale entre gente joven y mucho apoyo de los medios.
Es verdad también que la migración cambió radicalmente el panorama racial de la ciudad. Además, la economía de mercado ha permitido que mucha más gente pueda crecer económicamente. A pesar de sus problemas, ahora hay una convivencia más inclusiva en la ciudad. Pero con estas elecciones nos hemos dado cuenta de que el racismo sigue siendo un problema muy difícil de superar para los peruanos.
Es penoso que exista, pero es positivo discutirlo. Saber que está ahí. Porque el racismo mientras más lo haces evidente, más puedes reflexionar sobre eso y más puedes cambiar. Además la gente más joven quiere relaciones horizontales. Pretender que una raza se imponga sobre otra es una locura a todo nivel. No es ni siquiera pragmático. No nos beneficia en nada y nos atrasa. No hace que nuestro modelo económico sea sustentable.
Cuando uno ve a la selección peruana de fútbol vienen jugadores de diferentes países, de diferentes razas, pero todos aportan al mismo objetivo, que es ganar. Todos son importantes en su posición, sin importar su color o su origen. Y todos alientan a la selección por igual. Así debería ser nuestra actitud. Ponernos la camiseta y no andar diciendo que tú eres así, tú eres asá. Porque esas divisiones no llegan a nada. Es más, cuando el grupo está divido fracasan, no se llega al Mundial y terminamos últimos
segunda-feira, 18 de abril de 2011
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